¿Y ahora que?
Aún estamos viendo por los rincones de la casa las chanclas, las esterillas de
la playa, y se nos presenta este frío, y
es que sí, no intentes volver la cabeza cuando te asomas por la ventana y ves a
la gente pasear enfundadas en sus abrigos, el invierno está llegando.
Vuelta a sacar
los jerséis guardados, las chaquetas, las bufandas, los pijamas… pero, ¿tenemos
preparada la casa para pasar un confortable invierno? Con los tiempos que
corren de subida de petróleo, de subidas de gas, de luz, de impuestos,
¿Estaremos este año en condiciones de asegurar que descansaremos al calor del
hogar?
Existe la
solución, la alternativa, no queremos ver las moradas frías, y os propongo que
veáis, cómo las energías renovables, no son tan solo placas solares ni
aerogeneradores, en nuestra casa podemos tener nuestra propia planta de energía
renovable, por qué no pensamos en instalar una caldera de biomasa, una caldera
de convección, una estufa de biomasa… nos darán
el calor necesario para nuestra familia, abaratarán los costos del
invierno, ayudaremos al Medio Ambiente… ¿Aún tenemos que seguir pensando?, creo
que va siendo ahora de que invirtamos pensando y mirando por el futuro.
Existen
distintos tipos de instalaciones en el
mercado que hacen realidad este sueño, con tecnologías adaptadas a los tiempos
actuales, con innovaciones que hacen de estos métodos, ya no aptos, si no
recomendables, pues suplen con creces nuestras necesidades, sin dejar vacíos
nuestros bolsillos.
Es obvio que
para que las innovaciones se asienten en nuestro entorno, para que se
conviertan en imprescindibles, deben reunir una serie de ventajas con respecto
al respecto a la instalación del resto de infraestructuras, y bueno, no hay más
que ver las ventajas que nos lleva a pensar que tanto calderas, como estufas de
biomasa, se acabarán consolidando a la hora de reformar, construir o
simplemente innovar en nuestra vivienda. Salvador Esteso, arquitecto que desde
hace años se dedica a las tecnologías renovables adaptadas a la construcción,
nos acerca a conocer algunas de las ventajas:
1. Nos permitirá ahorrar.
Hagamos los
cálculos pertinentes poniendo como ejemplo una casa unifamiliar con un consumo
medio de 2.000 litros de gasoil al año.
Teniendo en
cuenta que el gasoil está a 1€/l,
tenemos un consumo de 2.000 euros anuales.
El precio del
pellet de mejor calidad, rondan los 0.26€/kg
Caloríficamente,
el pellet consigue los 4500Kcal/Kg, y el gasoil 9000Kcal/Kg, por lo tanto, 2Kg
de pellet equivalen a 1 litro de gasoil. Para equiparar los 2000 litros de
gasoil, nos harían falta 4000 Kg de pellet, lo que supone un gasto de 1040€
anuales.
Fácil la
cuenta, al año nos ahorraríamos unos 950€.
2. Nos encontramos ante una
energía limpia y activadora de la economía.
La biomasa
procede de residuos forestales. Se considera que las emisiones de la caldera
están compensadas porque el CO2 que se emite al quemarlas sería el equivalente
al que emiten las plantas al realizar la fotosíntesis. Es decir, las calderas
de biomasa sí emiten CO2 a la atmósfera, pero el balance total de CO2 se
mantiene neutro. Además de no emitir Azufre, uno de los principales formadores
de los gases de efecto invernadero.
Al ser un
combustible que procede de residuos forestales, desechos agrícolas, desechos
industriales y gran parte se consigue al limpiar los bosques, estas estufas y
calderas ayudan a reducir el riesgo de incendios forestales (tan acusados este
último verano), a reactivar económicamente industrias madereras, fomentar
nuevos productos que ayuden al sector agrícola y con ello al medio rural.
Finalmente, al
tratarse de un combustible local evitamos importar de otros países combustibles
derivados del petróleo.
En definitiva,
el uso de la biomasa favorece nuestra economía, nuestros bosques y nuestro
planeta.
3. En nuevas construcciones nos
permite suplir la colocación de paneles solares.
El Código
Técnico de la Edificación que entró en vigor en 2007 establece que el agua
caliente sanitaria que se consume en las viviendas debe conseguirse a través de
fuentes de energía renovables. Estamos frente a una energía renovable, lo cual
puede suplir la colocación de energía fotovoltaica en las nuevas
construcciones, aunque no son incompatibles.
4. Se trata de una energía
segura.
El combustible
de las calderas de biomasa no es inflamable, por lo que se elimina el riesgo de
explosiones.
Y claro, estas
estufas y calderas, dejarán de lado el consumismo excesivo de petróleo, gas y
carbón, y en este caso, nos encontramos con nuevos productos, el
aprovechamiento de residuos vegetales sólidos. Este combustible puede tener
diferentes formas:
• Leña: la leña se considera biomasa,
aunque las calderas actuales consiguen unos rendimientos de hasta un 92%,
frente al 20% que tiene por ejemplo la chimenea del hogar.
• Pellets: los pellets son pequeñas
bolitas fabricadas a partir de material triturado y prensado procedente de
podas, residuos forestales, maderas recicladas y otros. Siguen un tratamiento
para optimizar su combustión y facilitar su transporte.
• Cáscaras de frutos secos: las cáscaras
de almendras y las de avellanas tienen el suficiente poder calorífico como para
que sean utilizadas en este tipo de calderas.
• Otros materiales: huesos de aceituna,
huesos de melocotón, astillas, granos de cereal, restos de poda de vid y de
olivo...
Como veis,
estamos frente a una tecnología que unifica lo más tradicional con las
innovaciones y necesidades actuales, ayudando al mismo tiempo a nuestro
entorno. Aunque las indagaciones sobre
este tema, aún no han terminado, y con ello se nos hace indispensable seguir
informando sobre la energía de biomasa, para cualquier duda, pregunta,
sugerencia, sobre este tema, os invitamos a que preguntéis a los profesionales
dedicados a ello como ENERGIAS RENOVABLES LA MANCHA.
José Javier Mínguez
GN MEDIO AMBIENTE
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