Paseo por el Jarama
PLANO DEL RECORRIDO |
Las lluvias de
las últimas semanas, de seguro que nos dejarán una primavera cubierta de
vegetación, de vida. Y para cuando lleguen esos días soleados, que nos apetece
dar una vuelta rodeados de naturaleza viva, me permito la licencia de
recomendaros un lugar idílico, donde se puede disfrutar de la naturaleza, de la
tranquilidad, de la paz que da el pasear por los que antaño fueron caminos de
discípulos de San Benito.
Aparcamos
nuestro coche en el pequeño pueblo de Retiendas, en Guadalajara, y nos
preparamos para dar un pequeño paseo, para descubrir las maravillas de la
naturaleza que rodean la zona, y por qué no, ver algo de historia y cultura de
nuestro país.
BIFURCACIÓN |
Desde
Retiendas, tomamos la partida con destino a las ruinas del Monasterio de Bonaval, un camino de unos 3 kilómetros. Salimos por la maltrecha carreterilla que pasa junto al cementerio y
cuando lleguemos a un puente, en la
bifurcación, abandonarla, sin cruzar el puente, para seguir bajando por la pista que corre por
la margen izquierda del arroyo del Pueblo, entre chopos, robles, encinas y corpulentos quejigos.
MONASTERIO DE BONAVAL |
Disfrutando del paseo, inhalando la tranquilidad
emanada por la naturaleza que nos rodea, a tan solo media hora de camino, nos
encontraremos el Monasterio de Bonaval, una de las primeras fundaciones del
Císter en Castilla (1164) y la más romántica ruina de la sierra de Ayllón. Todo
él, edificado con sillería de roca caliza.
En 1164,
Alfonso VIII, el de las Navas de Tolosa, rey de Castilla, permite a los
cenobitas instalarse en un coto redondo a orillas del Jarama para que habiten
en él 'velut precarium'; es decir, de prestado. Años más tarde, se lo dona
definitivamente y, muy contrariamente a los ascéticos principios de los monjes
blancos, Bonaval inaugura una historia pletórica de encomiendas y riquezas que
no se interrumpirá hasta 1821, en que el gobierno liberal expropia convento y
terrenos y de entonces a ahora, el paso del tiempo y el abandono, como veréis, le han pasado factura.
INTERIOR DEL MONASTERIO DE BONAVAL |
Quedaremos extasiados
ante la puerta, de estilo cisterciense, y sobre ésta una alta ventana ojival. Dentro,
pasto de la dejadez, podemos ver lo poco que queda, como las tres capillas de
la cabecera, la sacristía de encañonada bóveda y una torre, con escalera de
caracol, en muy mal estado, que no se recomienda subir, pero desde lo alto, se
puede echar un vistazo al valle del Jarama.
CAMINO A ORILLAS DEL JARAMA |
Aquí, podemos parar tranquilamente a respirar, a relajarnos, a disfrutar de la paz de la que disfrutaron estos monjes tantos siglos atrás. Después podemos optar por seguir la pista un rato y vislumbrar el camino, escuchar el sonido del Jarama al pasear, e incluso si vamos en silencio, si hay suerte, poder ver jugar y chapotear a alguna nutria o ver sobrevolar nuestros pasos a algún buitre leonado. Para volver a casa, tan solo tendremos que desandar lo andado y en Retiendas despedirnos de este paseo, que espero que sea tan grato para los que os decidais a hacerlo, como lo fue para los que lo hicimos, ya varias veces.
José Javier Mínguez
GN Medio Ambiente
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